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LÍQUIDO CORPÓREO
LÍQUIDO CORPÓREO
TEXTO INCLUIDO EN LA EXPOSICIÓN, GALERÍA EMA MOLINA, MONTERREY, MÉXICO, 1998
La obra de Marianna Dellekamp (México, D.F. 1968) evoca lo que en una primera instancia nos remite a algún misterio de la procreación; los fluidos que retrata son específicamente del cuerpo humano y se les identifica como signos vitales: los líquidos fluyen, se condensan, se filtran, se derraman o emergen de un cuerpo vivo y permeable.
Las fotografías que conforman un "mosaico orgánico" no tienen un compromiso con la realidad exterior tal y como en los últimos años se le ha atribuido a la investigación del cuerpo humano, imprimiéndole un carácter político (cuestiones de raza, género o enfermedad), sino que como lo articula la artista "se trata de un reconocimiento del espacio interno ... de la construcción del cuerpo a partir del líquido.
Los fluidos si tienen materia, pero no cuentan con forma propia, sino que adquieren la del recipiente que los contiene. Además, los fluidos son difíciles de desechar; cualquier separación a la que les obliguemos no se podría dar de una manera 100% certera, mientras que de un sólido si nos podemos desprender o distanciar. Esta realidad revela cierta justificación por la repugnancia que sentimos hacia los líquidos interiores: si los desechamos es porque son sucios, son desperdicio; o simplemente, los atestiguamos como algo que nos causa disgusto por el horror natal que tenemos hacia lo desconocido.
Un aspecto un tanto desconcertante yace bajo la obra de Marianna: Mientras las imágenes son sumamente atractivas a la vista tanto en su colorido como en las texturas logradas la narrativa a la que nos vemos arrojados está llena de asociaciones poco halagadoras o incluso siniestras. Tal sería el caso de los retratos de líquidos bronquial, medular, amniótico o la orina; mientras que otros fluidos son "limpios": saliva, semen, leche materna o sangre. Sin querer, se establece una jerarquía en la que ciertos líquidos como las lágrimas, purifican mientras otros, ensucian (vomito, pus o sangre menstrual). En las fotografías de Marianna no hay signos que revelan que estos fluidos, atributos cotidianos de la existencia intervienen directamente en las funciones de digestión o descomposición. Se presentan ante nuestros ojos de una manera sumamente seductora y de ahí el poco miedo que aceptamos al identificarnos con esos líquidos como parte integral de nuestra arquitectura vital.
Luz Maria Sepúlveda.