1999

Aún bajo los rigores ingratos de una naturaleza arbitraria, el cuerpo humano siempre ha sido, al parecer desde la Venus de Willendorf, una construcción cultural. Los cánones que han regido a través de la historia, desde los capiteles hasta los arreglos florales, han tenido en el cuerpo, en sus afeites y en sus artificios, el paradigma de un orden pero también las licencias posibles para coquetear con el caos.

Osvaldo Sánchez

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