La vivienda social en nuestro país tiene un objetivo esencial: obtener los mejores resultados financieros para quienes otorgan los permisos y construyen. Las necesidades de los individuos son soslayadas, y quedan sujetas a las regulaciones impuestas por un sistema insensible al ser humano y su entorno. Cuando Graciela Kasep me incitó a reflexionar sobre el espacio y la ciudad, solicité ayuda para obtener nidos de aves a través de las redes sociales. El nido es un espacio habitable que reúne las huellas para descifrar quiénes y cómo se alojan en su interior. Está construido en armonía con el ambiente, y usando los elementos del entorno. Todas las especies tienen su propio modelo de construcción. Cada nido es una pieza única e irrepetible. En esta instalación están albergados dentro de una caja anónima que responde a valores abstractos.
Los nidos fueron reunidos gracias a la colaboración de una comunidad de personas que contestaron mis solicitudes en las redes sociales. Esta colectividad hace referencia al “tequio” (una forma de trabajo comunal voluntario para el beneficio colectivo. Los integrantes de una comunidad aportan materiales y/o fuerza de trabajo para construir obras comunales o viviendas.
Nidos y cajas de acrílico
de dimensiones variables
Vivienda Social
MARIANNA DELLEKAMP



